viernes, 17 de julio de 2009

MI OBSESIÓN POR CORBEN



No quisiera dar el coñazo, pero hace mucho tiempo que me veo en la obligación moral de rendir un pequeño homenaje al que considero el maestro con mayúsculas: RICHARD CORBEN.

Quizá a las jóvenes generaciones este nombre no les diga nada, pero los que crecimos con Toutain, saben de lo que estoy hablando. Hablar de Corben en el mundo del arte es hablar de Dios. (Se que esta última frase es un tanto radical pero a buen seguro que no faltará quien la suscriba).

Hay muchísimos sitios y blogs en la red dedicados al maestro de Kansas con completas biografías y bibliografías. No es eso lo que pretendo aquí sino, más bien, hacer un poco de abuelo cebolleta y contaros mi historia de amor con él. Allá voy.

Del año no me acuerdo, podría investigarlo pero, sinceramente, no me apetece. Sí diré que fue en el pueblo, donde cada verano nos juntábamos un puñado de chavales entre amigos y primos de entre 10 y 14 años y nos pasábamos todas las mañanas dibujando tebeos de superhéroes (fanzines descubrimos años más tarde que se llamaban) protagonizados por nosotros mismos.
Pablo era el principal responsable de aquella iniciativa (y uno de los culpables de que yo quisiera dedicarme a esto y de mi interés por los cómics, así que ya sabéis, apedreadlo a él). Acababan de aparecer en el mercado los cómics de Forum, los Vengadores y Los 4 Fantásticos, y Pablo venía cada verano cargado con todas las novedades que devorábamos nada más caer en nuestras manos. Así surgió la idea de montar nuestro propio "sello editorial" y creamos un buen montón de fanzines, colecciones y personajes influenciados por los dibujantes estrella de Marvel del momento, John Byrne y George Pérez.

No se de dónde salió, pero de entre el montón de cómics que había en casa de Pablo descubrí un año una revista que me llamó la atención, "Dossier Negro"¿os acordáis de ella? y en su interior algo que me atrajo más aún, una historieta en blanco y negro titulada "Razar el Antihéroe" dibujada por un tal Richard Corben. Ahí empezó todo. Y, como suele decirse "el mundo nunca volvió a ser el mismo..."

Aquel tipo era diferente a todo lo que yo había visto hasta el momento. Creo que es una sensación común que todos los amantes de Corben hemos sentido al descubrirlo. Sí, diferente era la palabra (y más aún en aquella época) y, sobre todo, era único. Sus volúmenes, sus luces y sombras, sus encuadres, su forma de narrar y , para qué engañarnos, sus desnudos. A partir de ahí me dediqué a buscar material de Corben, descubrí 1984 (ya sabéis sabéis porqué el fanzine se llama 1990) y con él a otros autores que también terminé por idolatrar.

Reconozco que no soy objetivo hablando de él (mi admiración me llevó a pintar un retrato suyo con acrílicos), aunque tampoco me impide este hecho reconocer en ocasiones a sus personajes desproporcionados, o sus flojos guiones en algunas historias largas. Pero dicha admiración se basa sobretodo en su versatilidad artística (historietista, pintor, escultor, cineasta, animador) y en su constante experimentación que le han echo estar siempre un paso por delante del resto.

(Entrada importada de mi viejo blog)